“En música, el ritmo casi siempre está conectado con la danza, y la danza es, con frecuencia, el eje de los rituales y ritos culturales de la composición.
El Swing – tanto la danza como la música- refleja la naturaleza flexible de la vida americana. En el Jazz, el contrabajista pulsa una nota en cada compás. El batería toca el platillo o toca con la escobilla en cada compás. Los demás, mientras tanto, inventan melodías y sonidos que se mecen con, contra y por encima de cada compás. Cada compás exige que los músicos evalúen de nuevo su relación con los demás.
Eso es lo que hace que el swinging sea tan desafiante. El músico tiene la constante obligación de tener en cuenta los sentimientos de los demás. El arte de swinguear es, en pocas palabras, el arte de “estar juntos”, algo que no resulta nada fácil lograr. Por eso …